Crítica y análisis a la historia de la Invasión Española y el saqueo del Perú
Perú no sólo fue el Tahuantinsuyo de 1532 junto a los otros países de nuestro continente del sur, junto al Tahuantinsuyo coexistieron otras Naciones en desarrollo (Culturas no Incas), Nación Chanka, Nación Chimú, Nación Wari, Nación Aymara, Paracas, Nasca, Cupisnique, Mochica, Recuay, Lima, Lambayeque, etc., estamos hablando de las culturas que junto a la Cultura Inca fueron masacradas y exterminadas a través de un feroz genocidio en confabulación con la inquisición sanguinaria de la Iglesia Católica perpetrado por la monarquía española, quienes invadieron territorio andino para expropiar y saquear los recursos: oro, plata entre otros.
En Perú estas culturas contaban con grandes avances en Arquitectura, Desarrollo Agrícola y Sistemas de Riego, Textilería, Cerámica, Metalurgia, Astronomía, Gastronomía, Organización Social y Ordenamiento, Medicina, Arte, Expresiones Avanzadas, Música, etc.
Una de las causas de la caída de la Cultura Inca frente a los invasores españoles fue la guerra civil entre los hermanos Huáscar y Atahualpa por el trono del Inca, ocurrida entre 1529 - 1533, Esto significó el debilitamiento de la población.
Previamente cabe señalar que durante la expedición de Francisco Pizarro durante la segunda incursión exploratoria del conquistador en territorio incaico hacia 1526, según Garcilaso de la Vega cuando apenas contaba veintidós años Felipillo junto a algunos jóvenes indígenas se unieron a los españoles en Tumbes con objeto de aprender castellano y servir de intérpretes. Felipillo fue bautizado con el nombre del príncipe español.
Después acompañó a los españoles en su regreso a Panamá y, según los cronistas Pedro Pizarro y Antonio de Herrera Tordesillas, viajó a la Península Ibérica al servicio de Francisco Pizarro entre 1528 y 1530, cuando el extremeño pactó con la Monarquía Católica las mercedes correspondientes a las tierras por conquistar.
En 1531 formó parte de la expedición que partió al Perú. Acompañó a Hernando de Soto y Hernando Pizarro en la primera entrevista de los españoles con Atahualpa, estuvo presente en la matanza del 15 de noviembre de 1532 en Cajamarca, y fue el traductor principal del proceso por fratricidio, idolatría y rebelión que sirvió para justificar el aniquilamiento del Inca en 1533.
Cuando Atahualpa llegó a la plaza, no había ningún enemigo a la vista. Tan solo pudo observar cuatro extraños cilindros de bronce (los cañones) que se hallaban en un extremo. La plaza parecía estar virgen de españoles. Y así fue hasta que, de un edificio cercano, salieron dos figuras. Una de ellas vestida con una túnica (el padre Valverde ) y el intérprete, Felipillo . El primero llevaba en su mano un crucifijo y un libro de oraciones (objeto que jamás habían visto los indios).
Tras acercarse al emperador, Valverde se dispuso a leerle el manifiesto que por norma tenía que proclamarse en todos y cada uno de los lugares se planeaban conquistar. Aquel documento era el llamado « Requerimiento ». Y en él se afirmaba (básicamente) que, o se rendían y daban todas sus posesiones a Carlos V , o se podían preparar para ser aniquilados.
Esto era lo que se prometía hacer en el manifiesto si los incas no se rendían: «Os certifico que, con la ayuda de Dios, entraremos poderosamente contra vosotros, y os haremos guerra por todas partes y maneras que pudiéramos, y os sujetaremos al yugo y obediencia de la Iglesia y Su Majestad, y tomaremos vuestras personas y de vuestras mujeres e hijos y los haremos esclavos
Sin embargo analicemos bien la situación, se puede inferir que los españoles ya tenían información previa sobre esta guerra interna, es ahí donde los invasores ingresan al territorio y perpetran el más atroz genocidio para saquear sus recursos.
"Las expediciones españolas invasoras ya tenían estudiado todo el panorama político y social del Tahuantinsuyo", contaban con informantes.
Atahualpa nunca pidió ningún rescate por su vida, la corona española a través del despiadado verdugo Francisco Pizarro ordenó su ejecución para continuar su Plan de Saqueo de recursos para cumplir la tarea de la Corona Española, Atahualpa fue estrangulado con garrote, el objetivo de la corona era claro, someter a la población andina a través del terror en los habitantes, y dejar en claro quien mandaba en el lugar que ellos denominaron "Virreinato de Perú".
Existe una dura coincidencia, con 18 de mayo de 1781 otra atroz masacre a dos líderes de la emancipación de Latinoamérica, Tupac Amaru y Micaela Bastidas, en Cusco, los invasores españoles, Tupac Amaru fue un militar y caudillo indígena peruano líder de la gran rebelión contra la corona española en el Continente Andino. Esta rebelión se inició el 4 de noviembre de 1780.
Su esposa Micaela Bastidas fue la lideresa de esta rebelión junto a su esposo así como familiares de ambos tuvieron una participación de primer orden en el movimiento, tanto en el reclutamiento, abastecimiento y hasta cierto punto en la toma de decisiones. El 17 de mayo de 1781 Túpac Amaru fue condenado a muerte. La condena alcanzó a toda su familia ya que recomendaba que fuera exterminada toda su descendencia, hasta el cuarto grado de parentesco.
Túpac Amaru fue sometido a las más horribles torturas durante varios días. Se le ataron las muñecas a los pies. En la atadura que cruzaba los ligamentos de manos y pies fue colgada una barra de hierro de 100 libras e izado su cuerpo a 2 metros del suelo causándole el dislocamiento de uno de sus brazos. Túpac no delató a nadie. Se guardó para él y la historia el nombre y la ubicación de sus compañeros.
A continuación transcribimos textualmente el relato de la muerte de la familia Túpac Amaru contada por sus asesinos:
“El viernes 18 de mayo de 1781, después de haber cercado la plaza con las milicias de esta ciudad del Cuzco… salieron de la Compañía nueve sujetos que fueron: José Verdejo, Andrés Castelo, un zambo, Antonio Oblitas (el que ahorcó al general Arriaga), Antonio Bastidas, Francisco Túpac Amaru; Tomasa Condemaita, cacica de Arcos; Hipólito Túpac Amaru, hijo del traidor; Micaela Bastidas, su mujer, y el insurgente, José Gabriel. Todos salieron a un tiempo, uno tras otro. Venían con grillos y esposas, metidos en unos zurrones, de estos en que se trae la yerba del Paraguay, y arrastrados a la cola de un caballo aparejado.
Acompañados de los sacerdotes que los auxiliaban, y custodiados de la correspondiente guardia, llegaron al pie de la horca, y se les dieron por medio de dos verdugos, las siguientes muertes: A Verdejo, Castelo, al zambo y a Bastidas se les ahorcó llanamente. A Francisco Túpac Amaru, tío del insurgente, y a su hijo Hipólito, se les cortó la lengua antes de arrojarlos de la escalera de la horca.
A la "india" Condemaita se le dio garrote en un tabladillo con un torno de fierro… habiendo el indio y su mujer visto con sus ojos ejecutar estos suplicios hasta en su hijo Hipólito, que fue el último que subió a la horca. Luego subió la india Micaela al tablado, donde asimismo en presencia del marido se le cortó la lengua y se le dio garrote, en que padeció infinito, porque, teniendo el pescuezo muy delgado, no podía el torno ahogarla, y fue menester que los verdugos, echándole lazos al cuello, tirando de una a otra parte, y dándole patadas en el estómago y pechos, la acabasen de matar.
Cerró la función José Gabriel, a quien se le sacó a media plaza: allí le cortó la lengua el verdugo, y despojado de los grillos y esposas, lo pusieron en el suelo. Le ataron las manos y pies a cuatro lazos, y asidos éstos a las cinchas de cuatro caballos, tiraban cuatro mestizos a cuatro distintas partes: espectáculo que jamás se ha visto en esta ciudad. No sé si porque los caballos no fuesen muy fuertes, o porque el indio en realidad fuese de hierro, no pudieron absolutamente dividirlo después que por un largo rato lo estuvieron tironeando, de modo que lo tenían en el aire en un estado que parecía una araña.
Tanto que el Visitador, para que no padeciese más aquel infeliz, despachó de la Compañía una orden mandando le cortase el verdugo la cabeza, como se ejecutó. Después se condujo el cuerpo debajo de la horca, donde se le sacaron los brazos y pies. Esto mismo se ejecutó con las mujeres, y a los demás les sacaron las cabezas para dirigirlas a diversos pueblos.
Los cuerpos del Tupac Amaru y su Micaela Bastidas se llevaron a Picchu, donde estaba formada una hoguera, en la que fueron arrojados y reducidos a cenizas que se arrojaron al aire y al riachuelo que allí corre. De este modo acabaron con José Gabriel Túpac Amaru y Micaela Bastidas, cuya soberbia y arrogancia llegó a tanto que se nominaron reyes del Perú, Quito, Tucumán y otras partes.
Muchos críticos de hoy coinciden con este análisis por ser directos, los españoles vinieron al continente Andino para llevarse el oro y la plata, se estima que más de 9550 toneladas de oro y plata de nuestro continente Andino, convirtiendo a la Corona Española en la más poderosa de Europa.
Este fue el costo de la vida de cada poblador andino para hacer rica a la corona española.
No vinieron a evangelizar, vinieron a torturar para obtener más información sobre las minas y riquezas, no vinieron a conquistar, vinieron a invadir tierras para saquear los recursos oro y plata, para ultrajar y asesinar a mujeres y niñas, cuyo objetivo fue sacar mayor ventaja a toda costa.
Al haber sido sometidos y asesinados los pobladores andinos, a través de violencia extrema, brutalidad y una institución (Virreinato- Iglesia Católica)“del terror acabaron con la existencia de muchas culturas, exterminaron sus usos, sus aprendizajes, implementaron el racismo a través de palabras denigrantes gravemente despectivas (cholo, indio) como herramienta para acabar con sus costumbres y dividir masas, sus actividades agrícolas terminaron en socavones extrayendo oro y cargando por largos trayectos hasta la Costa para su envío en barcos a España.
Hoy de modo increíble muchos habitantes andinos que desconocen de la verdadera historia dicen identificarse como "Cholos" o "Indios" términos despectivos que deben ser erradicados del vocabulario como la afrenta más grave a un pueblo vapuleado y masacrado.
Posteriormente muchos historiadores pretendieron justificar los nombres "Indígena" otro término despectivo cuyo sufijo "ena" es de carácter despectivo para referirse al hombre andino.
En el continente Andino llegaron a morir en manos de los invasores aproximadamente 56 millones de habitantes, obviamente que parte de este gran numero fue a causa enfermedades traídas de Europa, según una estimación reciente realizada por cuatro académicos del University College of London en un artículo publicado en The Conversation. Esa cifra representa el 90% de la población precolombina y el 10% de la población total de la época.
Se infiere que este fue el genocidio más grande de la historia antes que los nazis, Estados Unidos, Israel u otros.
Es lamentable escuchar la frase "Los españoles conquistaron", corregimos esta frase: Debe decir "Los Españoles invadieron con tortura monarco-católica y genocidio el continente andino para saquear sus recursos en favor de la corona española".
Hoy en día perduran muchas culturas en el Perú, Perú es un país multicultural, multidiverso, tan solo recordarles que aún siguen vigentes las Culturas identificadas ahora como Nación: Chanka, Yanahuara, Wari, Aymara, Chavín, Mochica, Chimú, Paracas, Nazca, aún existen grupos y etnias cómo también todas las culturas intactas de la selva peruana que siguen manteniendo viva sus culturas, sus usos, sus costumbres, la medicina, etc, y no son "Cholos" su denominación original es la que los identifica.
El peruano de hoy en el año 2025, nacido en la aguerrida nación Chanka - Andahuaylas, no se identifica como cholo sino como Chanka hasta la muerte.
Autor: Christian Aycho Carbajal.
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