Latidos
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Cada latido, a golpe de puerta,
suena mis pasos cansados
sobre el rocío gris
de la noche lluviosa
y del oscuro olvido, ruin y tétrico,
que ahoga mi angustiada alma.
Sobreviviente de desventuras
y desavenencias despiadadas,
cual brazos alicaídos
y lágrimas desgarradoras.
Latido a latido, esta supervivencia
es un verdugo silente, severo,
sigiloso, que mira airado
mi cuerpo presuroso y enervado.
Ya no veo las estrellas ni la luna,
solo mis pies y rodillas
en un rincón inhóspito
de un páramo baldío.
Quizá de nada sirva cada intento
por encontrar prosperidad.
Mi alma vacía y taciturna
viaja perenne en el vacío existencial,
buscando el éxito.
Fueron varias las luchas,
con triunfos sin gloria;
fueron varias las guerras ganadas,
sin lauros ni recompensas.
Donde cada latido y esfuerzo vano
fue por amor al prójimo.
Cada minuto en cuenta regresiva
es un verso que termina
desangrando mis sentimientos.
Mil poemas dicen poco
de lo mucho que sufre mi alma.
Es corto el tiempo de supervivencia
y vasto el sufrimiento infernal.
Que nos hace hacer cosas
por quienes nunca valoran,
ni verán nuestras obras.
Pero, para disfrute, os dejo.
--Autor: Christian Aycho Carbajal
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