Latidos que susurran
sé que estás ahí. Escucha
cada susurro, cada verso herido
en geografías de firmamento sin fin,
mapa que guarda tus ausencias:
cenizas de estrellas al marchar.
Yo sé que estás ahí:
escuchas la nostalgia del reloj perdido,
el eco de mi sangre dibujando tu rostro
en tinta de azucenas florecidas en aurora,
en la única primavera del infinito.
No son solo latidos
son raíces ansiosas, sedientas de tus ojos,
espejos que redoblan tu nombre
en el pliegue del cielo desangrando la noche,
en sal pura de lágrimas desiertas.
La esencia del amor que nutre el paisaje
vibra en el viento del supermasivo,
en el frío que derramas al nombrar el apocalipsis,
en la miel fugaz que ya no nos pertenece.
Eres faro de nostalgia,
lámpara de niebla fria que abraza mi alma,
amanecer astillado en uñas de cuarzo,
reflejo de la luna en el lago gélido y sin abrigo.
Yo sé que estás ahí:
latido que susurra en la brisa una sonrisa,
raíz que perfora el silencio del vacío
y escribe tu nombre en el aurora tinta del rocío.
---Christian Aycho Carbajal
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