La siesta dormida
Se acuesta el cansancio, ya dormido,
con los ojos apagados en ensueño.
El trajín apagó el verso encendido
y la sinergia en la tarde se agotó
El corazón reclama su reposo
El aire borra el estrés sombrío
Un soplo de silencio majestuoso
exhala las angustias jadeantes.
La siesta tiende un manto de lino
donde el tiempo suspira su calma.
El alma sorbe sombras del consuelo
y en la alcoba etérea se mitiga.
El reposo es un ritmo eterno
Que late el mundo en silencio interno
Dónde vibran las estrellas del firmamento
Exhalando luces místicas de arrebol.
--Christian Aycho Carbajal
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