Manifiesto en rojo
La injusticia que asfixia al mundo
apagó la luz de millones de luciérnagas.
La lucha por un mundo sin cadenas
secó la luz de los ojos de los mártires.
Jesucristo, golpeado y crucificado
en la cruz de un imperio
opresor de la humanidad.
Los derechos humanos
se escribieron con ríos de sangre.
El desarrollo humano avanza
sobre montañas de almas sepultadas.
La riqueza de los templos romanos
se asientan en cadáveres humanos.
Las grandes pirámides del mundo
se alzan sobre osarios y llantos.
Las ocho horas laborales
las firmó la horca,
las cosió el presidio.
En Santa María de Iquique,
se apagaron dos mil voces
por un pan menos amargo.
La revolución obrera de Rusia
nació del frío y el hambre
en los manos rojas del Zar,
del filo en los látigos.
Micaela Bastidas, Túpac Amaru:
sus gritos en ecos siguen cortado
el aire de Perú.
En los muros caídos de Gaza
se apagaron los ojos de
un pueblo sin armas.
La libertad no es un regalo,
es sudor, es fuego, es lucha.
La libertad se forja en la lucha,
el desgarro de las almas
en manifiesto del pueblo.
--Christian Aycho Carbajal
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