Tiernas caricias
Cuesta despertar del sueño
que apagó los ojos del cielo
y encendió esta leyenda oscura.
Esta leyenda se escribió
en versos flagelados
sobre nieblas rotas.
La postrera caricia,
los labios del viento
besando las hojas
del último otoño.
El arrebol del alba
iluminando
el beso final.
Ese abrazo postrimero
ahogado en oscura resina
de tus cabellos.
El susurro ahogado
deleitando el fuego
abisal de tu boca.
Las horas deshojadas
en lenta agonía
de una pasión
de alma sin cuerpo
ciega de cielo.
—Christian Aycho Carbajal
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