Oda a la política











Las urnas son nichos de cédulas de sueños muertos,  

donde el pueblo cava fosas para  

enterrar su democracia 

clava sus cruces en manos propias 

Los candidatos son pájaros mecánicos, ciborg sin alma...

cantan sinfonías de algoritmos de código para crear utopía.


El pueblo se acostumbró a la sombra,  

a ver espectáculos, adular y llorar,  

a disfrutar su supervivencia en el lomo  

a normalizar inflación y crisis absoluta.  


De política hablan los pajaritos  

que prometen maíz y bienestar  

para su bandada..., pero al llegar  

al gobierno se quitan el traje  

e inician la caza, gritan democracia  

lamiendo sus colmillos de sangre.  


Política,...en quien el pueblo,

un día soñó y creyó,  

creyó en su lírica,  

en su color ético,  

en sus emociones,  

en sus mensajes de conversión del caos  

en la realidad del buen vivir,  

en un hogar sin hambre,  

en donde pan y pescado abunda la mesa del pueblo.  


Ya en el asiento de oro 

se quitan la careta para desconocer y

olvidar sus palabras, 

olvidar su rostro,

olvidar su historia,  

olvidar su convivencia,  

olvidar su color.  


Vistiendo el manto y la careta de Judas  

y sirviendo de rodillas en bandejas  

abotagadas las riquezas a los monstruos,  

mientras beben el mar de nuestra sangre en copas de ónix.

y bebes tú, junto a ellos los sueños soberanos

hasta sumir al pueblo  

en desiertos sin agua,  

sin almas, secos de Dios,  


Donde los derechos... y protestas...

pudren en perjuicios a los monstruos  

de cuello blanco y corbata.  


¡Despertad!,  

que el verdadero político  

tiende el puente para el pueblo  

y te llama a cruzar junto a él  

mientras el puente tiembla...

¡Cruza!

la sangre hierve fuerte

¡Hijo del pueblo!

no el disfraz del lobo astuto

¡Arranca de tu costilla  

el hijo que no nace para venderse!.


—Christian Aycho Carbajal 


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